Death in life

Cada año que pasa, los pasos se vuelven mas pesados y las piedras se transforman en clavos. Aún así, este cuerpo resiste, ni siquiera maltratando el hígado y los pulmones con metáforas venenosas de los recuerdos mas cenizos del corazón, este cuerpo se resiste a vestir el traje de pino.

El desconocido que hay frente a mi en el espejo, se adueña de mi cuerpo, olvidada la sonrisa y apagada la luz de una mirada que acarrea mas años de los que realmente alberga, como un violín bello, pero desafinado y forzado a emitir terribles melodías, baja la mirada y con un pequeño fuego se enciende e inspira otra mierda de recuerdo con cierto aroma a asfalto.

Al salir al exterior, la resaca zapatea en una mente retorcida de por sí, transportándole a otra realidad donde abundan seres cargados de odio y frustración, anhelando obtener el primer bocado de ego y falsa felicidad que la moderna tecnología les aporta como a un yonqui su pico de heroína. Aunque mira quien habla, arrastrado por la peor droga de todas, triste necesitar algo que te mata poco a poco, en algunos epitafios lo llamaban amor.
 Al final, tenía razón aquel que dijo que cada uno recoge lo que siembra.

Almas pasajeras.

Toda una predicadora de la transparencia y la verdad para tus oídos, con tan poca fuerza, menguada por la duda de tu autentico y confuso pensamiento y así sentenciada por la dura realidad a modo de punto y final. ¿Adónde está el limite del hipócrita y el santurrón que presume de evadirla y luchar contra ella?
Pues al final, querida de ojos que llevan por nombre melancolía, aprendiste que no hay nada mas hipócrita que la eliminación de la hipocresía.

Una mirada vacua sostenida por párpados entrecerrados, escondiéndose tras el cortinaje de humo que un cigarro casi extinto, marcado por el carmín oscuro de esos venenosos labios, me dicen que has sufrido mas vidas de las que querrías soportar.
Y ahora recuerdo aquella caricia que nunca existió, aquel abrazo que nunca unió, besos perdidos que nadie robó.

Con el viento en tu contra, qué más da, uno mas que no comprende.
Pasan los días, semanas y años, y la vulgar defensa de la grotesca verborrea que vomitan tus antaño brillantes labios, se estancan en un presente de ilusiones falsas de un pasado incierto y de un futuro muy negro, igual de negro como el terciopelo que separará un cuerpo malgastado, de la madera lista para pudrirse bajo tierra.

Bienvenidos.

Es ese momento en el que la atmósfera a se torna oscura, dulce, fría y cálida al unisono, envolvente.

Es ese momento en el que solo quedamos nosotros y nuestros pensamientos.

Es ese momento en el que la sinceridad se impone ante nosotros y nos besa.

Es ese momento en el que siempre escribo.


Acompañado de la musa mas bella del mundo, la misma musa de otro, la musa de las mil caras, la musa de todos y de nadie, creación bendita capaz de avivar hasta el mas triste corazón, otras veces maldita, capaz de profundizar mas en nuestros sentimientos dolorosos.


Sensación especial, mística, incluso espectral, es ese momento en que el alma toma el mando de mi cuerpo haciéndome sentir inmortal por un rato, tranquilo, solo en el mundo.


El preludio de los sueños... mi camino favorito, cual suave brisa me susurra y me dice que siempre estará allí para escucharme, allí para inspirarme, allí para acongojarme, allí para alegrarme allí para entristecerme.


Y así tic, tac, tic, tac, los segundos se vuelven mas lentos, la oscuridad se torna mas profunda, el camino acaba, ya he tenido tiempo de abrazar y sentir aquello que mas anhelo y que jamás tendré, la bella imagen de mi musa se marcha, se despide con una fría pero suave corriente de aire, esperaré paciente la siguiente noche...


Ahora, llévame pues, Alicia, tras este preludio, al país de las maravillas.